Videojuegos Proactivos parte ii

Que son los videojuegos proactivos, en que se diferencian de los demás videojuegos.

Como hablamos en el post anterior, las nuevas tecnologías forman parte del mundo pedagógico actual. Es difícil poder hacer una separación entre enseñar y jugar. Por loque en el Siglo XXI, es aun mas difícil separar videojuegos de pedagogía, o así debería ser.

Incluso el Parlamento Europeo afirma que un buen uso de los dispositivos de juego niños y niñas favorece la adquisición de habilidades como la creatividad infantil o la cooperación. Pero que como la mayoría de las cosas en el punto medio está el equilibrio.

El mundo del videojuego es un campo bastante controvertido dado que a menudo padres y educadores, no sabemos como ponerle freno o como potenciar de forma correcta el uso de estos. Porque ¿cuándo se pasa del uso al abuso?. Un estudio de la Federación Europea de Software sobre consumo de videojuegos en Europa (noviembre de 2012) destaca que el 67% de los progenitores españoles considera que con esta actividad se desarrolla el intelecto de sus hijos.

Pero para conseguir una buena conciliación entre videojuegos y juegos tradicionales se debería tener en cuenta una serie de pautas, de esta forma sea cuales sean los juegos se producirá una armonización:

1. No se debe utilizar los dispositivos electrónicos, portátiles, teléfonos, videojuegos, tablets etc, para callar al niño. Es necesario poner normas y limites.

2. Marcar los horarios de uso y respetarlos. Una vez pasado el horario correspondiente a la práctica de cualquier actividad pasar hacia la otra, de forma indiferente a si se ha realizado o no la actividad. No es cuestión de prohibir, simplemente hay que conseguir que estas no se conviertan en su único entretenimiento los padres deben pactar los horarios con sus hijos/as y enlazar con la siguiente actividad. El Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría aconseja limitar el uso de las videoconsolas en menores a un máximo de dos horas diarias.

3. Moderar la compra de videojuegos. Los niños y niñas se «enganchan» al último juego que ha salido y que poseen y hasta no pasarlo no quieren parar de jugar y asi sucesivamente. Es necesario controlar la compra para no alimentar ese «enviciamiento»

4. La consola es de los padres. Es mucho más sencillo limitar el empleo de consolas cuando el dueño de ella son es el niño. Por lo que una idea es no regalarle el «aparatito» a los niños/as sino a uno de los progenitores. Así el menor no se sentirá con libertad de disponer de ella.

5. Ofrecer actividades alternativas en casa o en la calle. No se le puede prohibir al menor un juego que le apasiona y esperar que se distraiga con otra clase de juegos por el mismo por muy aburriodo que este. Son los progenitores los encargados de planificar su juego. Tanto en casa como en actividades extraescolares o familiares.

6. Padres y amigos; compañeros de juegos.

Jugar a los videojuegos puede ser divertido, pero si es acompañado será mucho más enriquecedor. Tanto si el acompañante es uno de los progenitores como si es algún amigo. Proporcionale al niño o niña una compañía durante los juegos, si es el padre o madre será un juego supervisado a la vez que divertido y si es un amigo estarán practicando valores como compartir y el compañerismo.

7. Promover las relaciones con niños de su edad.

Aun que juegue con sus amigos a videojuegos, no debe ser con lo único que se distraigan. Deben realizar otro tipo de actividades en la que se relaciones con sus iguales.

Un buen uso de los videojuegos promueve la creatividad o la cooperación en niño

Videojuegos Proactivos:

Sin embargo, todos estos posibles beneficios de los videojuegos sobre los niños se pueden convertir en perjuicios por un uso indebido. Si el tiempo dedicado a las máquinas es excesivo, o los contenidos de los juegos no son adecuados a la edad del pequeño, pueden aparecer problemas de atención, crearse adicción y dependencia de los dispositivos o producirse el aislamiento social del menor ante su desinterés por participar en otras.

Existen innumerables variedades de videojuegos y consolas. Mil aparatos que actualmente proporcionan diversión digital. Pero no solo hay que prestar atención a la cantidad de horas que el menor dedica a jugar, también hay que hacerlo a qué clase de videojuegos juega.

En el post anterior hablamos de videojuegos reactivos en contraposición a lo que venimos hoy a hablar que son los proactivos.

Los videojuegos proactivos son aquellos en los que el jugador posee un tiempo de espera antes de tener la necesidad de ejecutar una acción. Hay que tener siempre en cuenta la edad del menos a la hora de proporcionales este modelo de diversión. Y los videojuegos proactivos poseen una gran ventaja y es que la mayoría valen para cualquier edad y si unimos que podemos elegir idiomas podemos potenciar este aprendizaje a la vez que los dejamos que se diviertan con este modelo.

Un ejemplo es machinarium (al que ya he hecho reseñas anteriores). Machinarium podría catalogarse como un juego proactivo, en el que el jugador debe estar muy consciente y utilizar habilidades de lectura, idiomas, paciencia, estrategia etc. Son juegos en los que el jugador debe asumir el control de su conducta, responder de forma meditada ante los acontecimientos del juego.

Facilitar juegos proactivos a los menores provocara generar en los niños y niñas una actitud en la que asumen el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras tanto en ellos mismos como en su entorno. Haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. Llegar a ser una persona proactiva no significa sólo ser capaz de tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; que los menores se conviertan en personas que lleguen a decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

Estos juegos proactivos, al igual que los reactivos generan un aumento del funcionamiento de lo que se llama el cerebro tribúnico, del cual ya hablamos y definimos en el post anterior.